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Cómo estudiar y trabajar sin perder tu vida (Guía práctica 2025)

¿Sientes que estás corriendo una maratón de 24 horas y que tus estudios siempre son la última prioridad? Entre el trabajo, las responsabilidades personales y los imprevistos diarios, parece imposible encontrar un hueco para sentarte a estudiar sin que algo más urgente interrumpa. Y cuando por fin tienes tiempo libre, la energía ya se ha evaporado. La solución no está en “encontrar más tiempo” —ninguno de nosotros puede añadir horas al día— sino en aprender a aprovechar el tiempo que ya tienes , por escaso que parezca. Se trata de usar tus horas y tu energía de manera estratégica para que cada pequeño esfuerzo cuente, evitando tanto el agotamiento como la sensación constante de ir atrasado. En esta guía aprenderás a optimizar tu tiempo, usar la fatiga a tu favor y construir una rutina realista que te permita graduarte sin sacrificar tu vida personal. No se trata de estudiar más, sino de estudiar mejor y con propósito. I. Gestión del tiempo y la energía para estudiantes trabajadores Cu...

Método Cornell: cómo tomar notas que realmente te ayudan a estudiar

Tomar apuntes parece una de esas tareas automáticas en el estudio: escuchamos, copiamos, subrayamos… y ya está, ¿no? El problema es que muchas veces esa forma de apuntar solo genera páginas llenas de texto que luego ni entendemos ni recordamos. Y cuando llega el momento de estudiar, más que ayudar, confunden.

Aquí es donde entra el método Cornell. Una técnica de toma de apuntes que transforma esa costumbre mecánica en una herramienta de estudio activa, organizada y realmente útil. No se trata solo de escribir, sino de pensar mientras escribes, y de preparar tus apuntes para que luego te sirvan de verdad cuando los necesites.

En este artículo de Modo Estudio, vamos a contarte qué es exactamente este método, cómo puedes aplicarlo paso a paso y por qué puede cambiar la forma en la que estudias para mejor.


imagen de mano escribiendo con boli

¿Qué es el método Cornell?

El método Cornell no es solo una forma diferente de tomar apuntes; es una herramienta pensada específicamente para aprender mejor y estudiar más inteligentemente. Fue ideado por Walter Pauk, un profesor de la Universidad de Cornell, en los años 50, y desde entonces ha sido adoptado por estudiantes de todo el mundo que buscan algo más que copiar lo que oyen o leen.

La clave está en la disposición de la hoja. En lugar de escribir sin orden o en párrafos interminables, el método Cornell te propone dividir cada página en tres secciones bien definidas:

Columna derecha (zona de apuntes) 

Es la más amplia y ocupa unos 2/3 del ancho de la hoja. Aquí anotas lo que estás aprendiendo: explicaciones del profesor, ideas principales, ejemplos, fórmulas… Lo importante es escribir con tus propias palabras, no transcribir como un robot.

Columna izquierda (preguntas o ideas clave)

Es más estrecha y se completa después de clase o de la lectura. En esta zona anotas preguntas que podrías hacerte para repasar, palabras clave, definiciones o conexiones con otros temas. Te obliga a repasar lo que escribiste y a pensar activamente en cómo recordarlo.

Parte inferior (resumen)

Al final de la hoja, reservas unas 5-7 líneas para escribir un resumen breve del contenido. Esto no es copiar otra vez, sino resumir con tus propias palabras qué aprendiste en esa página.


Esta estructura no es casual: está diseñada para que estudies desde el momento en que tomas apuntes. En lugar de acumular información sin procesar, empiezas a organizarla, cuestionarla y comprenderla desde el primer momento. Y eso cambia por completo tu manera de estudiar.



infografía con tutorial de método cornell


Ejemplos del método Cornell en acción

A veces, la mejor manera de entender una técnica es verla aplicada a casos concretos. Por eso, aquí tienes algunos ejemplos prácticos del método Cornell en distintas materias.

Imagina que estás en una clase de Historia y el tema es la Revolución Francesa. En la columna derecha, anotarías las ideas principales con tus propias palabras: la crisis económica, el papel de la monarquía, el inicio en 1789 y las consecuencias sociales. Más tarde, en la columna izquierda, podrías escribir preguntas como “¿En qué año comenzó la Revolución?” o “¿Cuáles fueron dos causas económicas del conflicto?”. Finalmente, en el espacio de resumen, bastaría con una frase corta del tipo: “La Revolución Francesa estalló en 1789 debido a la desigualdad social y la crisis financiera de la monarquía”.

Si pasamos a Biología, piensa en un tema como la fotosíntesis. En la columna derecha anotarías el proceso paso a paso: absorción de luz, papel de la clorofila, transformación de CO₂ y producción de glucosa. En la columna izquierda escribirías términos clave como “fase luminosa” o “fase oscura”, junto con preguntas de repaso como “¿Qué se produce en la fase luminosa?”. Al final, tu resumen podría ser algo tan claro como: “La fotosíntesis convierte la energía solar en energía química que las plantas almacenan en forma de glucosa”.

Incluso en Matemáticas este sistema tiene sentido. Supongamos que el profesor explica cómo resolver una ecuación cuadrática. En la columna derecha anotarías cada paso de la resolución y un ejemplo práctico. A la izquierda, podrías apuntar la fórmula general o recordatorios como “si b²–4ac < 0 no hay soluciones reales”. En el resumen, lo condensarías en una frase sencilla: “La fórmula general permite resolver cualquier ecuación cuadrática y el discriminante determina si hay una o dos soluciones”.

Estos ejemplos muestran que el método Cornell no es algo rígido, sino adaptable. Ya sea que estudies humanidades, ciencias o números, siempre puedes organizar tus apuntes de una forma que te obligue a pensar mientras escribes y a repasar de manera mucho más eficiente después.

Cómo aplicar el método Cornell en tu día a día

Aplicar el método Cornell no significa complicarte la vida. De hecho, puedes adaptarlo fácilmente a cuadernos, hojas sueltas o apps digitales como Notion o OneNote. Lo importante es respetar la lógica de la distribución: dejar espacio para el contenido, para tus preguntas y para el resumen.

Empieza preparando tu hoja: traza una línea vertical a unos 6-7 cm del margen izquierdo para separar la columna de ideas clave. Luego, deja una zona horizontal en la parte inferior para el resumen. Si trabajas en digital, puedes crear una plantilla reutilizable y listo.

Mientras estés en clase, viendo un vídeo o leyendo un tema, escribe en la columna principal todo lo relevante. Pero no intentes apuntarlo todo palabra por palabra. El objetivo es entender lo que escribes, no copiar sin pensar. Usa abreviaturas, destaca ejemplos, anota ideas con tus propias palabras. Esta columna es como tu “versión entendida” de la información original.

Después, al revisar tus apuntes (idealmente ese mismo día), vuelve arriba y rellena la columna izquierda con preguntas tipo test, definiciones, datos clave o incluso recordatorios del tipo "conecta con el tema anterior". Este paso te obliga a revisar activamente lo que aprendiste, y hace que el repaso posterior sea mucho más eficaz.

Por último, dedica unos minutos a escribir el resumen al final de la hoja. Puede parecer un detalle menor, pero este resumen te sirve como una mini-revisión final, y te obliga a comprobar si realmente entendiste el tema. Si no puedes resumirlo en pocas frases… probablemente necesitas releerlo.

La gran ventaja de este método es que preparas el terreno para el estudio desde el primer momento. Cuando llegue la hora de repasar, no tendrás que empezar de cero: tus apuntes ya estarán organizados, preguntando por ti y resumiendo por ti. Solo tendrás que cubrir la columna derecha, leer las preguntas de la izquierda y comprobar si sabes las respuestas. Eso es estudio activo, y eso sí funciona.


Lo que realmente mejora cuando usas este método

Lo que hace tan valioso al método Cornell no es solo que tengas unos apuntes más bonitos o ordenados. Es que todo el proceso está diseñado para activar tu cerebro. Al tener que resumir, formular preguntas y estructurar lo aprendido, te obligas a pensar. Y eso es justo lo que más ayuda a recordar.

Además, cuando llega el momento de repasar, ya no tienes que subrayar por encima de lo que ya está subrayado o buscar entre frases larguísimas. Solo tienes que cubrir la columna principal y tratar de responder las preguntas del margen izquierdo. Así puedes practicar sin necesidad de rehacer nada.

El resultado es un sistema que te ahorra tiempo, mejora tu retención y reduce la ansiedad de tener que “estudiar desde cero” justo antes del examen.


Y sí… puedes combinarlo con la inteligencia artificial

Hoy en día, muchos estudiantes combinan técnicas como Cornell con herramientas digitales e incluso con inteligencia artificial. ¿Por qué no? Puedes usar aplicaciones como GoodNotes, Notion o OneNote para estructurar tus apuntes con esta técnica sin papel. O incluso pedirle a una IA que te ayude a generar preguntas basadas en tus notas, que complementen lo que escribiste en el margen izquierdo.

Lo importante es que no uses la tecnología para copiar y pegar sin pensar —una tentación real en esta época— sino como apoyo para seguir aprendiendo con sentido. Si tomas apuntes con Cornell y luego los enriqueces con la ayuda de ChatGPT, por ejemplo, puedes llegar mucho más lejos que simplemente escribiendo sin pensar o dejando todo en manos de una IA.


Conclusión: apuntar no es copiar, es aprender

El método Cornell no es solo una técnica de apuntes. Es una filosofía de estudio. Te invita a ser más activo, más consciente y más eficiente a la hora de aprender. Porque apuntar sin procesar es como guardar archivos que nunca abrirás.

Y si ya estás usando este método, o te animas a probarlo, verás que no solo mejora tu organización, sino también tu forma de comprender y recordar la información.

💡 Si quieres seguir explorando técnicas como esta, te recomendamos también nuestra entrada sobre cómo organizarte de verdad para el estudio, donde te damos estrategias prácticas para combinar organización, constancia y motivación en tu día a día como estudiante.


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